domingo, 16 de octubre de 2016

Textos sobre la crisis en Egipto y en el mundo actual. ¿Continuidad o ruptura?

            Parece que la concepción de crisis ha cambiado mucho desde la época del mal llamado «Primer Periodo Intermedio»: en dicha etapa se habla de crisis porque los nobles se empobrecieron y los pobres se enriquecieron, mientras que en la actualidad la crisis a quién beneficia es precisamente a los ricos. Si bien es cierto que es probable que esta mutación en el término se deba más que nada a la subjetividad con la que se acostumbra a tratar este asunto tan delicado.

            En Egipto, tan solo las clases altas tenían acceso a la educación. Esto condiciona mucho su historiografía, puesto que la mayor parte de los testimonios a los que tendremos acceso habrán sido redactados por individuos que han pertenecido a estamentos privilegiados. Es, por tanto, una información muy subjetiva y no podremos contrastar su punto de vista con el de otras clases inferiores, ya que los miembros de estas generalmente no tenían acceso a la escritura. Es posible que la crisis no fuese tan aguda como se pretende mostrar y no tiene por qué ser algo negativo el que se inviertan los roles tradicionales. Por otro lado, en la actualidad prácticamente todo el mundo tiene acceso a la escritura, con lo que cualquiera puede exponer su opinión. No obstante, ¿quién habría de hablar? ¿Aquél que se está beneficiando de la situación, regodeándose en su éxito? ¿O aquel que lo está pasando mal, que desearía llamar la atención sobre lo precario de su situación? Obviamente, habrá de ser el segundo. De este modo nuevamente solo tenemos una visión: la del que sale peor parado.


            No parece precipitado decir que en el fondo no es tan distinto lo que pasó entonces y lo que sucede ahora. En el fondo una crisis es un cambio, no puede ser considerado algo positivo pero tampoco algo enteramente negativo, puesto que tanto en Egipto como en el mundo actual hay quien sale perjudicado, pero también encontramos una clase que sale reforzada. Lo que ocurre es que en ambos casos, por unos motivos o por otros, acaba llegando a nosotros con más fuerza el testimonio de quien sale peor parado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario