CRISIS Y DISTOPÍAS
(Elvira Martínez Ropero)
Las
distopías llevan al extremo uno o varios elementos en crisis en una sociedad. A
través de la representación de una sociedad futura evidencian la raíz y
consecuencias de la pérdida de valores, la caída de la economía, el control…
De este
modo, ante la pérdida del gusto por la lectura se escribe Fahrenheit 451. Ante el control que la
tecnología ejerce sobre las personas obras como Matrix. En la desertización, el cambio climático y la escasez de agua
potable se inspira Mad Max. 1984 y Un mundo feliz nos hablan del control del estado sobre los ciudadanos.
Algunos de estos, y muchos otros, forman parte de las preocupaciones colectivas
ante periodos de crisis. Las tribulaciones ante la desesperación son las mismas
a lo largo de la historia del hombre y, aunque su modo de representarlo
difiera, su esencia es la misma.
Durante
el Primer Periodo Intermedio Egipto sufre una época de crisis y escasez. Esta
época inspiró a aquellos que sabían escribir a plasmar cómo era la situación y mostrar
así la desesperación y los sucesos de una época de turbulenta de la historia de
Egipto. Tomaremos para esta comparación cuatro textos que pertenecen o hablan
del Primer Período Intermedio:
- º Admoniciones de Ipuwer
- º Profecías de Neferty
- º Enseñanzas de Merikaré
- º Diálogo de un desesperado con su propio Ba
Si
tomamos dichos textos de hace miles de años y los argumentos de las distopías,
podremos observar como los miedos de la humanidad son los mismos y se asientan
en las rupturas de un orden establecido que nos asegura la paz y el progreso y
nos da seguridad.
Destrucción de la
tierra
El
problema del medio ambiente y la sostenibilidad de una tierra explotada en
exceso, así como la dejadez del hombre ante la situación, va más allá de Madmax o Waterworld y parece un problema menos actual si atendemos a las
palabras de las Profecías De Neferty:
“La necesidad está recorriendo la tierra, que está
arruinada completamente, y no hay nada. Se destruye la tierra y ya no hay nadie
que la cuide, no hay nadie con quien hablar, ni nadie que actúe en
consecuencia. ¿Ve cómo lloran, como se va esta tierra? El sol se
oculta y no brillará para la gente. Nadie vivirá cuando el sol se oculte por
las nubes, y ensordecerán por su carencia”
En Las Admoniciones de Ipuwer es también
evidente la preocupación por el maltrato a la tierra:
La tierra es maltratada y se dice: ‘No pasees aquí,
mira es una red; mira se pisotea como los peces. El hombre temeroso no
lo puede distinguir por el terror.
Muchas
veces se hace visible la esperanza de cambio y en la imaginería de nuestro
siglo hemos creado las utopías que traen de nuevo ese futuro esperanzador a la
humanidad. Para este tema resulta conmovedora y muy recomendable la lectura de Waslala de Gioconda Belli.
En las Profecías de Neferty la esperanza es
algo continuo, ya que además se escribió pasada la situación de crisis pero
fingiendo estar en pleno Periodo Intermedio y con ello profetizar el fin de la
misma.
Infertilidad
En un
pueblo como el egipcio de época faraónica, la prioridad absoluta era la
fertilidad de la tierra traída por el Nilo y, vinculada a ella, la fertilidad
femenina, por eso las grandes épocas de escasez se ven como épocas yermas en
todos los sentidos. Así nos lo muestran en las Admoniciones de Ipuwer:
(…)el Nilo inunda pero no se
quiere arar para él. La gente comenta: ‘No podemos conocer lo que ocurre a
través de la tierra’. [II, 4] Ciertamente, las mujeres están estériles, no se
concibe y Jnum no modela por la situación del país (…)
(…)el Alto Egipto se ha convertido
en tierras estériles.
De las mujeres del pueblo sale la
semilla y por el camino no se encuentra nadie.
Y en las
Profecías de Neferti:
El río está seco y los hombres
cruzan el agua a pie.
El fin
de la fertilidad de los hombres y, con ello, el origen del fin de la humanidad es
llevado al extremo en la película Los
hijos de los hombres, en la que las mujeres han dejado de poder concebir y
el caos ante la desesperanza se apodera del mundo. En el desarrollo de su
argumento la única esperanza para la humanidad es la repentina aparición de una
mujer embarazada.
Culpar a los dioses
En la
sociedad egipcia casi todo se entendía como un hecho religioso, por lo que la
pérdida de la estabilidad era fácilmente relacionable con una mala comunicación
con los dioses o con un castigo por parte de ellos:
Las bocas se llenan de amor propio,
todas las buenas cosas con las que un dios se complace se han alejado, la ley
decreta la ruina para esta tierra.
(Profecías
de Neferti)
Mirad, que aquel que ignoró a su dios hace un
ofrecimiento con el incienso de otro.
(…)
Mirad, los siervos comen los gansos
que se dan a los dioses en vez de bueyes
(…)
Como se desea dar a luz más que
ello, la pena llegó y la necesidad está en todos los caminos. Esto es así.
[XII, 4] y no podrá finalizar mientras los dioses estén en medio de ellos
(Admoniciones
de Ipuwer)
Aunque
nuestra sociedad ya no funciona de esta manera, el hecho religioso si forma
parte de la misma. Por ello, aparecen en muchos de nuestros mundos distópicos
formaciones religiosas que tratan de redimir a la humanidad a través de la
religión o que acusan al ser humano de ser el culpable por sus pecados. Así
sucede en Los hijos de los hombres y
en muchas otras que durante el desarrollo de la acción muestran paralelamente
pequeños grupos de radicales religiosos. Pero, si una película destaca en este
ámbito es La cosecha, en la que se
suceden una serie de plagas al estilo
bíblico y la humanidad comienza a creer que es Dios quien de nuevo las envía. Incluso
el río de la ciudad se ha teñido completamente de rojo, argumento bíblico del
que ya tenemos ejemplos en el antiguo Egipto:
Ciertamente, el río está
ensangrentado.
Ciertamente, los corazones son
violentos; las plagas [II, 6] se propagan a través del país (…)
(Admoniciones de Ipuwer)
Extranjeros
Es frecuente
también encontrar que se culpabilice a los extranjeros de la crisis. Todos
observamos esto en nuestra sociedad constantemente.
En
algunas distopías se llega a mostrar una sociedad en la que la inmigración está
totalmente prohibida. Así, sucede en Los
hijos de los hombres.
En los
textos egipcios que tratamos, el culpabilizar a los elementos exteriores, a los
extranjeros, es una constante:
Los extranjeros se han convertido en egipcios por todas partes.
(...)el desierto invade la
tierra; los nomos quedaron devastados
y los extranjeros del exterior llegaron a Egipto.
y los extranjeros del exterior llegaron a Egipto.
(Admoniciones de
Ipuwer)
Debe decirse esto acerca del extranjero:
Mira, el vil Asiático,
Él es un miserable a causa del lugar en que se halla
(…)
Hasta que los asiáticos aborrecieron Egipto.
No te consternes por él,
El asiático es un cocodrilo en su orilla,
Saquea en un camino solitario,
(pero) nada puede arrebatar de una ciudad con gran
población.
(Instrucciones de Merikaré)
Todas las cosas buenas se han
alejado, la tierra que era vista de lejos con temor impregna ahora el alimento
de esos asiáticos. Los enemigos han venido desde el este; los asiáticos han
llegado al Bajo País (…)
(Profecías De Neferty)
Tribus, cuadrillas
y violencia
Con la
aparición del hambre, la crisis de gobierno y el caos, afloran desde tiempos
remotos los instintos más primarios de los hombres. Y es fácil encontrar en los
textos egipcios a los que nos referimos referencias a la maldad de los hombres,
a la aparición de cuadrillas que atacan en los caminos, al saqueo y la
destrucción indiscriminada.
(…)quienes permanecen sobre la
tierra forman cuadrillas.Un hombre sale para arar con su escudo
(…)la tierra se ha agrupado en
cuadrillas y del valiente, el cobarde toma posesión de sus cosas
Ciertamente, los caminos están bloqueados y los senderos
vigilados;
Los hombres se sientan en los arbustos hasta que viene el
viajero nocturno
[V, 12] con la intención de capturar
a sus porteadores
(Admoniciones de Ipuwer)
Hablaré a quién hoy? Los corazones son avariciosos y no
existe
un corazón de hombre que uno pueda confiar en él.
¿Hablaré a quién hoy? No hay hombres justosy la tierra se abandonó a quienes
hicieron el mal ·
(Diálogo de un desesperado con su propio Ba)
La
asociación en cuadrillas para asaltar, robar, etc. es un elemento constante en
la representación de sociedades distópicas, así lo observamos en The Road, La purga, Los hijos de los hombres…
Perdida de la cultura
A
través de los tiempos y desde que la escritura aparece, los pueblos consideran
su cultura como parte de su legado. Los jeroglíficos, escritos en papiro,
templos, obras…, permitieron a los egipcios trasmitir quiénes eran, su historia
y sus creencias. El miedo a que todo el legado desaparezca aparece con más
intensidad en las épocas de crisis, en las que las prioridades vinculadas a
sobrevivir están por encima y se comienza a dar poco importancia a la cultura o
se destruyen los escritos y representaciones artísticas en el medio del caos de
los asaltos.
En
las Admoniciones de Ipuwer lo refleja constantemente en diferentes fragmento de
la siguiente manera:
Ciertamente, de la cámara santa, han sido eliminados [VI,
6] sus escritos,
el lugar de los secretos que estaba allí ha sido
expoliado.
Ciertamente, las oficinas están abiertas y son sustraídos
sus inventarios.
Los vigilantes de las puertas dicen:
‘Vayamos y robemos;(…)
Ciertamente,
los escribas han sido asesinados y sus escritos sustraídos.
¡Ay
de mí, a causa de la miseria en esta época!
Ciertamente, [VI, 9] de los escribas del
catastro, sus escritos se han destruido (…)
Pero
no es el único, la reflexión sobre la importancia de la sabiduría del pasado y
su conservación la encontramos también en las Instrucciones de Merikaré:
De acuerdo con los consejos de los antepasados.
Imita a tus padres y a tus antepasados,
------
Mira, sus palabras perduran en libros,
Abre(los), lee(los) y copia su sabiduría (…)
Fahrenheit 451 de RayBradbury (1953) es la mejor versión de estos miedos,
nos muestra un mundo en el que los libros han sido prohibidos y por lo tanto el
conocimiento como fuente de poder y de libertad está casi extinto.
La desaparición de
casi la totalidad de los textos escritos y la importancia de los mismos aparece
en una película más actual, El Libro de
Eli, en la que un libro parece ser capaz de controlar a la humanidad y es
deseado por los poderosos. Curiosamente el libro en cuestión es La Biblia.
Y yendo
más allá de todos estos paralelismos, podemos ver una gran diferencia entre la
mentalidad de las personas que vivieron durante el Antiguo Egipto y la nuestra.
Muestran al poder del Estado, al faraón, como quien sigue firme a pesar del
caos, como la esperanza para el futuro:
‘¡Qué horror! ¿Qué
puedo hacer?’. Ciertamente, el río está ensangrentado, y cuando se bebe en él,
uno se aparta de la gente y se anhela el agua. Ciertamente, los
portalones, las columnas y los muros quedaron consumidos por el fuego,
pero el hall de la casa real [v.p.s.] permanece y está firme.
(Admoniciones de Ipuwer)
Ha creado para ellos gobernantes, desde el huevo,
Líderes que se alzarán en el dorso del débil,(…)
(Instrucciones de Merikaré)
No se canse, mire lo que está ante sus ojos; desde lo
alto, mire, allí hay grandes hombres gobernando la tierra con todo lo que se ha
hecho y lo que nunca había sido hecho.
(Las Profecías De Neferty)
No obstante, es el Primer Periodo Intermedio
supone la primera ruptura de la idea del faraón como garante de la estabilidad,
se le comienza a desmitificar y a humanizar.
Sin
embargo, en nuestra época, conscientes de que el bienestar de un país no
depende de los dioses sino de la administración y el gobierno, culpamos a los
que regentan el poder de los problemas de la sociedad. Argumento que maneja
sublimemente V de Vendetta.
Incluso
nos atrevemos a dirigirnos directamente a un
gobernante en busca de explicaciones y responsabilidades, ya sea en
libros, películas o incluso música:
Para
finalizar, en todas la distopías y crisis hay un punto de esperanza. En mitad
del mayor de los caos siempre hay alguien que valora el arte y la palabra más
allá de la violencia que la situación genera, desde su pasado a nuestro futuro:
Las palabras son más fuertes que
cualquier combate, y el ingenio no puede ser sobrepasado.
(…)
Si eres hábil con las palabras, resultarás victorioso.
La lengua es la espada de [un rey];
Las palabras son más fuertes que cualquier combate,
El ingenioso no puede ser sobrepasado.
--- sobre la estera.
(Instrucciones de merikare)
Me da pena que se admire el valor en la
batalla
menos mal que con los rifles no se matan las palabras.
(Fito Cabrales)
Poética negra
Una pluma sigue siendo preferible
a tener que desempolvar
la Magnum 44.
Una pluma sigue siendo preferible
a tener que desempolvar
la Magnum 44.
(Roger Wolfe)
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