viernes, 14 de octubre de 2016

Admoniciones Egipcias





           Cambios climáticos, guerras, hambrunas, crisis, sistemas corruptos viciados por políticos fatuos incapaces de la más mínima acción y endiosados en sus tronos.
¿Esto es nuevo? ¡Pues claro que no!  Existen escritos datados de hace 4000 años en donde se nos presentan crisis sociales, políticas y religiosas. Me refiero a textos como el “Papiro de Ipuur”, “Dialogo de un desesperado con su ba”, si ya en el antiguo Egipto existían los problemas arriba planteados y se demuestra que no existe nada nuevo que todo está inventado.  ¿Entonces por qué no aprendemos nada? ¿Acaso no sirven las experiencias pasadas como base de un futuro mejor?  ¿Por qué no las aplicamos?

               En nuestro entorno actual nos ha tocado vivir la CRISIS, pero fuera del mismo se producen otros tipos de situaciones como las mencionadas arriba, que afectan a los individuos en su vida. Nos encontramos estas situaciones en México, Venezuela, Siria, Etiopia…  
La crisis que es lo que nos toca a nosotros, ya definía Einstein “como un periodo de cambio que traen progresos, la creatividad nace de las angustias. Es en las crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las estrategias. Quien supure la crisis se supera a sí mismo, sin quedar superado”. 
Durante siglos el hombre ha evolucionado, tenemos mejores tecnologías, mejores comodidades, esperanza de vida más larga… ¿pero nuestro comportamiento ha evolucionado a la par?  ¿Nuestros instintos primitivos han cambiado?, ¿somos capaces de manejar situaciones críticas de la manera más eficiente posible sin caer en nuestros instintos primarios?

             Ante situaciones críticas que ponen al hombre al límite, cuando éste entra en conflicto con sí mismo, cuando todos sus ideales, valores y creencias desaparecen bajo sus pies, cuando toda la seguridad que sentía se esfuma, ¿qué hacemos?, ¿huimos o luchamos? En las etapas más tempranas del cambio queda la esperanza, esperanza de que las cosas van a mejorar, que no se puede ir a peor, o simplemente creemos y queremos que en nuestro entorno no va a pasar nada. (Cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.)

             Podemos huir, como se expone en “Dialogo de un desesperado con su ba”, ante las amarguras de la vida y la pesadez de esta, ¿qué otra cosa queda sino la muerte? Ese descanso eterno. Clara muestra de ello son los suicidios producidos durante este ciclo económico en España.
O podemos luchar. ¿Luchar contra quién?, contra un sistema corrupto o viciado en donde los gobernantes ansían más y más poder infravalorando en algunos casos la vida humana? O luchamos contra nuestros hermanos, amigos, nuestros semejantes en un intento de supervivencia. Dando surgimiento a movimientos ideológicos que rozan el extremismo.

            Lo descrito en el Papiro de Ipuur, se da con más frecuencia de lo que creemos. Mires donde mires el mundo está enfermo. El inconveniente de las personas y los países es la pereza de encontrar salidas y soluciones. ¿Quién será ese nuevo faraón Snefru el que llame a Nefertí? Pseudo profecías nos sobran, y salvadores tardíos aún más.
           Dentro de miles de años, el mundo seguirá, se producirán cambios climáticos, nuevas guerras, nuevas crisis, ¿pero serán los hombres capaces de llevar a cabo las admoniciones de los textos antiguos?


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