jueves, 19 de mayo de 2016

EXPOSICIÓN EN EL MUSEO BRITÁNICO

El British explica en 300 objetos la vida en las ciudades hundidas del Nilo

El trasfondo de la exposición es la interacción de políticas y culturas en el Mediterráneo oriental
El British explica en 300 objetos la vida en las ciudades hundidas del Nilo
Estatua colosal del dios Hapy que decoraba el templo de Thonis-Heracleion, la más grande encontrada del dios del Nilo, que simbolizaba la abundancia y la fertilidad. (©Franck Goddio / Hilti Foundation - Photo: Christoph Gerigk)




La exposición que se inauguró hoy en el Museo Británico bajo el título de Ciudades hundidas: los mundos perdidos de Egipto, una colección de 300 objetos –desde gigantescas estatuas hasta diminutas figuritas y pergaminos–, dos terceras partes de ellos excavados en el delta del Nilo por el arqueólogo submarino Franck Goddio, y el resto sacado de la colección permanente del propio British, o prestado por museos de Luxor, Alejandría y El Cairo.
Se trata de un mirador sobre dos ciudades egipcias, Canopus y Thonis-Heracleion, fundadas alrededor del siglo VII antes de Cristo, que prosperaron extraordinariamente debido al tráfico comercial en el Mediterráneo, asimilaron sin problema la conquista de Alejandro el Magno, fueron un escenario fundamental del cruce de la cultura nativa con la griega importada, y en el siglo VIII habían sido reclamadas por el mar y estaban hundidas varios centenares de metros en las arenas del fondo del delta, su ubicación exacta desconocida.
Todos los intentos de encontrar las míticas ciudades fueron en vano hasta que Goddio, en un proyecto conjunto entre el Instituto Europeo de Arqueología Submarina y el Ministerio de Antigüedades de Egipto, encontró hace poco el tesoro, con la mayoría de piezas inmaculadamente preservadas. Como por ejemplo una estatua de cinco metros y medio de altura, y seis toneladas de peso, la diosa Hapy, personificación divina del Nilo, que saludaba a los visitantes a la entrada del puerto. U otras dos, igual de monumentales, de una pareja real de la dinastía tolemaica. O una tercera, descabezada, de la reina Arsinoe II –hija de Tolomeo I– en el papel de Afrodita (diosa de la belleza), que combina la piedra oscura y la pose típica de la imaginería egipcia con las transparencias y formas sensuales de la escultura griega.
El trasfondo de la exposición es la interacción de políticas y culturas en el Mediterráneo oriental, la existencia ya entonces de una especie de mercado común único del que formaban parte Grecia, Turquía, Chipre y Egipto, donde las religiones (al contrario de lo que con frecuencia ocurre ahora) convivían sin mayores problemas, y unos se prestaban los dioses y los mitos a los otros, los emigrantes griegos (comerciantes, soldados, mercenarios...) se mezclaban con la población autóctona en las ciudades egipcias del norte, y todo hijo de vecino pagaba sus impuestos (como demuestran tablillas y papiros que forman parte de la exposición) porque no existían –que se sepa– paraísos fiscales. Y si se hallan sumergidos, no han sido descubiertos hasta la fecha.
Pero la historia depende, por supuesto, de quién la cuenta. Alejandro Magno conquistó Egipto en el 332 antes de Cristo, y tras su muerte (nueve años más tarde) el general Tolomeo estableció una dinastía que reinó en el país durante tres siglos, hasta la llegada de los romanos. ¿Ejemplar integración, o fagocitación cultural y política, que los nativos no tuvieron más remedio que aceptar para sobrevivir? That is the question
En cualquier caso, la muestra del Museo Británico es un mundo maravilloso de mitos y leyendas sobre la vida y la muerte, en el que frecuencia se fusionan y adaptan las creencias religiosas para legitimar el poder, lleno de rituales y prácticas políticas de griegos y egipcios, temporalmente remoto pero históricamente de enorme actualidad en vista de las tensiones generadas en Europa por las oleadas de inmigrantes africanos y asiáticos.
Los objetos excavados de las arenas del Nilo aparecen completados por un centenar de piezas, como el Toro de Apis (prestado por el museo Serapeumde Alejandría), una estatua de madera de Serapis, otra del dios-hipopótamo Tuaret, o una cámara llena de artefactos relacionados con el dios Osiris. La exposición está dividida en cinco secciones: la historia de las “ciudades perdidas” de Canopus y Thonis-Hercleion, el intercambio de mercancías e ideas entre Grecia y Egipto desde el el año 650 antes de Cristo, la convivencia de divinidades griegas y reyes egipcios en la dinastía tolemaica, las ceremonias religiosas secretas, y la llegada de los romanos con la captura de Alejandría.
La gran dificultad de la exposición es cómo evocar en las salas oscuras del Museo Británicola noción romántica de mundos que existieron y desaparecieron, hundidos durante siglos y redescubiertos ahora como por arte de magia. Para ello la comisaria, Aurélia Masson-Berghoff, ha recurrido a las películas y las fotografías como complemento de las piezas de museo. “Existe el prejuicio de que cuando dos culturas se unen, la esencia de ambas se diluye y se debilita –opina–. Aquí pretendemos demostrar más bien todo lo contrario, que es posible compartir idiomas, arte, creencias religiosas e ideas políticas de una manera armónica, de rezar a los dioses del otro y adoptar sus costumbres, su folklore y su indumentaria”. Para los griegos, colonizadores, está claro que funcionó. Habría que preguntarles a los egipcios...
Fuente.- Diario La Vanguardia.
Tras el comentario de Francisco, uno de nuestros compañeros, sobre la noticia de la existencia de un sarcófago hundido en las costas de levante y buscando un poco apareció este recorte de un diario de 2008.

miércoles, 11 de mayo de 2016

El Nilo en Pompeya. Una exposición en el Museo Egipcio de Turín


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El Museo Egizio de Turín, en colaboración con la Soprintendenza Pompei y el Museo Arqueológico Nacional de Napoles, nos presenta una exposición temporal sobre la influencia de la cultura nilótica en el mundo grecorromano, que fue inagurada el pasado mes de marzo.
La exposición se integra en un proyecto que se desarrollará de forma conjunta a lo largo de este año en colaboración con Pompeya, donde tiene lugar una segunda muestra en la Palestra Grande en la que se exhiben figuras cedidas por el Museo de Turín de la diosa Sekhmet y la estatua sedente del faraón Tutmosis III. El proyecto finalizará en Nápoles con la inauguración en el mes de junio de una muestra de la difusión de la cultura egipcia en el Mediterráneo.
"El Nilo en Pompeya" nos muestra frescos, estatuas y objetos cedidos por varios museos con la pretensión, como bien se anuncia, de ser "un viaje del Egipto faraónico a la Italia romana, partiendo de Alejandría, pasando por la ciudad griega de Delos hasta llegar a Pozzuoli" durante el cual se verá la influencia egipcia en el ámbito artístico en especial el religioso.
La fundación de la colonia comercial griega de Naucratis, en el delta del Nilo, con la autorización del faraón que se duda entre Psamético I o Ahmonose II, supuso el asentamiento de los griegos en Egipto y posteriormente, tras la victoria de Alejandro Magno sobre de los persas que habían invadido Egipto y la fundación de la ciudad de Alejandría por éste, convirtiendose en gran centro cultural y comercial, supuso la expansión de las influencias culturales en el ámbito mediterráneo, provocando una asimilación y evolución de las divinidades egipcias y su iconografía.
La exposición nos muestra apartados que van desde Egipto y el mundo griego; la devoción a Osiris, Isis y la leyenda Osiriaca; Serapis e Isis; el Iseo de Benevento; el culto de Isis en Pompeya y las excavaciones de villas pompeyanas como la Casa de la Pulsera de Oro y La casa de Octavius Quartio entre otras, e Isis en el Piamonte, sitio arqueológico de bronce, pudiendo ver en cada uno de ellos estatuas, piezas y frescos.
Si algo llama la atención en esta exposición es como se fusionaron en el aspecto artístico la cultura egipcia con la grecorromana. Digo esto puesto que los cánones eran diferentes. No debemos olvidar que la estatuaria egipcia pretendía perdurar en el tiempo, era atemporal, estaba efectuada para ser vista frontalmente, se daba una simetría y no pretendía expresar movimiento. Por el contrario en el mundo grecorromano se pretendía buscar el ideal de belleza a través del equilibrio y la armonía, se buscaba el realismo en la figura humana, se daba una gestualidad facial, movimiento en el cuerpo, destacando la anatomía de éste y eran realizadas para ser vistas desde cualquier ángulo.
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Escultura kourus Apollo (Museo Arqueológico Nacional de Florencia, Inv. 99042, 550 a. C.), y enfoque en solitario.
Dcha.: ( Museo Egipcio de Turín, inv. C. 1384, 332-200 a. C.)
En la escultura del kourus Apollo Milani (Fig.1), realizada en mármol, muestra una desnudez del joven, con cabello trenzado, sonrisa etrusca y los brazos a lo largo del cuerpo con los puños cerrados y la pierna izquierda adelantada. A su lado, de menor tamaño, vemos una estatua en diorita de la época ptolemaica en la que podemos apreciar la misma posición de los brazos a lo largo del cuerpo y postura de la pierna izquierda. Aquí está la fusión y asimilación del canon egipcio.
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Sarcófago del escriba del Tesoro de la finca de Amón,
Khonsumose, Dinastía. XXI
La creencia egipcia sobre el origen del cosmos la vemos en el sarcófago del escriba del Tesoro de la finca de Amón Khonsumose de la Dinastía XXI (Fig. 2). En la parte inferior hay un detalle de la diosa Nut con el cuerpo arqueado a modo de bóveda celeste sobre su marido Gueb, la tierra, siendo las extremidades quienes simbólicamente representan los cuatro pilares sobre los que se apoya, (Fig. 3). En el mundo heleno la creación tiene cierto paralelismo con la cosmogonía egipcia, según Hesíodo en un principio existía el Caos y luego surgió Gea, la tierra, dando a luz a Urano y a partir de ahí se fueron generando dioses. Set se asocia a Tifón y se da una paralelismo mitológico en el enfrentamiento que éste tiene con Zeus, al igual que Set lo tuvo con Osiris. Plutarco se vale del mito de Osiris para explicar algunas asimilaciones entre las divinidades egipcias y griegas.
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Detalle del Sarcófago del escriba del Tesoro de la finca de Amón,
Khonsumose( Museo Egipcio de Turín, inv. C. 2238)
La diosa Isis fue considerada la diosa madre, la protectora, la maga, su iconografía sufrió variaciones. Era la madre de Horus, en quien se encarnaba el soberano, sostenía al niño en sus rodillas y portaba un trono en la cabeza, pero este tocado se perdió, así vemos la estatua de Isis-Hathor, (Fig. 4), hallada en Coptos que nos muestra a Isis con la corona del disco solar rodeado por los cuernos de bovino, característica de la diosa Hathor, la diosa nutricia, con la que se le asociada en la Dinastía XVIII, portando en sus manos el uas y el ank. Isis forma tríada con su hermano y esposo Osiris y su hijo Horus, heredero al trono. Es la diosa madre cuyo culto se difundirá por el Mediterráneo y tendrá una profunda aceptación popular.
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Estatua de Isis-Hathor, descubierta en Coptos (Museo Egipcio de Turín, inv. C. 694)
Delos fue la isla que expandió el culto a Isis en el mundo griego, debido a las tradiciones de los comerciantes y navegantes de origen egipcio o personas que habían servido en el ejército egipcio con los ptolomeos, pero es en el mundo romano donde se da su asimilación y se construyen Iseum o Iseion.
El culto de Isis y Serapis su consorte (Osiris-Apis) en Alejandría con la dinastía griego-macedonia de los Ptolomeos, llevo a su extensión fuera de las fronteras de Egipto. Era una ciudad donde el espíritu heleno imperaba y se fusionan divinidades como Osiris-Serapis, Isis-Afrodita, Tot-Hermes, Amón-Zeus.
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Estatua de Serapis identificado como Hades-Plutón, s. III d .C.
(Museo Ostiense, SBAO 1125)
El dios Serapis surge del sincretismo del buey Apis con Osiris, o sea, la representación del dios Apis elevado a la categoría de Osiris una vez fallecido. Este dios, al que se atribuían una serie de cualidades muy similares a las de Hades griego, fue nombrado patrón de Alejandría y dios oficial de Grecia y Egipto por Ptolomeo I, para estrechar lazos entre ambos pueblos. Se instaura el culto a Serapis pero con iconografía helenística como podemos observar en la estatua que se muestra (Fig. 5). Su aspecto con túnica griega, sobre su cabeza el kalathos y peinado griego con barba, pero su ritual ceremonial se adaptó a los ritos egipcios. De hecho los habitantes de las colonias griegas en Egipto adoraban dioses egipcios bajo una forma helenizada y se conocían por los nombres de ambos pueblos.
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Estatua de Halcón (Horus) en anfibolita, Dinastía XXX, s.IV a. C., convento San Agostino en Benevento (Museo de Sannio, inv. 1894)
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Estatua de Domiciano, 81-96 d.C., convento S. Agostino en Benevento.
El Iseo de Benevento fue el templo dedicado a la diosa Isis y su decoración era de estilo faraónico. El emperador Domiciano acepto el culto a Isis como madre de Horus, heredero legítimo del trono, se producía con ello la asimilación del emperador a la figura divina de Horus. En dicha localidad se encontraron varias estatuas como la de Horus representado como halcón, (Fig. 6), que se muestra y la protagonista de la exposición es la figura en diorita del emperador Domiciano (s. I d. c.), con los brazos a lo largo del cuerpo con puños apretados y pierna izquierda adelantada, (Fig. 7). Tenemos también a la diosa Isis con su carácter protector que se concreta iconográficamente mediante la representación de la figura alada, protegiendo a su esposo Osiris o al faraón (Fig. 8), y una estatua acéfala de sacerdote con vaso canopo (Fig. 9).
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a) Parte superior, fragmento de relieve de Isis en mármol, año 81-96 d. C, en Benevento, convento de S. Agostino (Museo del Sannio, inv. 1899),
b) Figura intermedia, Isis alada protegiendo al faraón elaborada en madera y pasta vítrea, 722-332 a. C. (Museo de Torino, c.518),
c) Figura inferior, Isis protegiendo a Osiris, realizada en bronce, 1076-772 a. C. (Museo de Torino, c.514)
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Sacerdote con vaso canopo, realizada en diorita entre el 117-138 d. C, convento de S. Agostino en Benevento (Museo de Sannio, inv.1926)
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Relieve de oreja votiva (Museo Arqueológico de Campi Flegrei, inv. 320548)
En el ámbito religioso tenemos como ofrendas votivas las orejas, que para los egipcios simbolizaban la capacidad del dios de escuchar las plegarias de los devotos y con su ofrenda esperaban que sus ruegos llegaran a éste de forma mágica y con mayor rapidez. Podemos encontrarlas inscritas en las estelas o modeladas en forma de ofrendas como la encontrada efectuada en mármol, en Pozzuoli y datada en el s. II d. C. (Fig. 10). También el vaso canopo fue adoptado y en dicha localidad se halló el de alabastro que se muestra del s. I d. C., de dimensiones mayores a los egipcios y su contenido no eran los órganos sino las cenizas de la cremación del difunto (Fig.11).
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Vaso canopo en alabastro descubierto en Pozzuoli ( Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, inv. 144814)
Los romanos tuvieron inclinación a sumarse al culto y creencias de las culturas con las que se relacionaron a lo largo de su expansión y estamos viendo que la exposición hace hincapié en la diosa Isis. El motivo quizás lo encontremos en el hecho de la fuerte crisis religiosa que se vivía en el mundo latino, arraigando la devoción por el culto isíaco y los cultos mistéricos. Se exhibe la maqueta que representa el Templo de Isis en Pompeya, cedida por el Museo di Capodimonte (inv.1907-1913, n.3060) (Fig. 12).
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Maqueta del templo de Isis en Pompeya
Destruido casi por completo en el terremoto del año 62 d. C., fue reconstruido por la devoción que se profesaba a Isis, situándose en un alto pódium según el esquema del templo itálico, con escalinata lateral (Figs. 12, 13, 14, 15). En el interior del templo se conservaban pinturas realizadas a base de estuco pintado que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles que siguen un canon grecorromano incluido el que representa a un sacerdote con la máscara de Anubis (Fig. 15), dicho dios fue considerado el guardián de la necrópolis, sería identificado en el culto latino con Mercurio.
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Pintura templo de Isis, Pompeya (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles,inv. 8922)
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Pintura Templo de Isis, Pompeya (Museo Arqueológico Nacional Nápoles, inv. 8925)
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Pintura sacerdote con máscara de Anubis, templo de Isis, Pompeya (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Inv. 8920)
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Pintura ofrenda a Harpócrates, en templo de Isis, Pompeya (Museo arqueológico Nacional de Nápoles, inv. 8975)
A destacar el fresco de culto que muestra a un sacerdote con la cabeza rapada, sandalias y túnica blanca, portando dos candelabros a un infantil Harpócrates, desnudo y con el dedo en la boca (Fig.16). Si bien ese gesto para los egipcios era propio de la infancia, fue entendido en el mundo romano como una petición de silencio necesario en el culto religioso.
Dichas pinturas reflejan una movilidad gestual en las figuras a diferencia de la pintura egipcia en la que las figuras se presentan de perfil, excepto tronco y ojos, hay una ausencia de perspectiva como tal aunque se utilizan recursos para resaltar profundidad y el tamaño de las personas según su categoría social, un criterio jerárquico. Se guiaba por unos cánones y su finalidad religiosa era de carácter funerario: decorar las moradas para la eternidad.
La diosa Isis representa muchos aspectos del ideario femenino romano: esposa, madre universal, que encarna en sí misma la maternidad, la protección y la tenacidad en pro de la familia algo muy importante en la sociedad patriarcal romana dado que la familia estaba bajo la tutela del pater familia. La diosa junto con el niño Horus-Harpócrates serán objeto de gran aceptación y llegaron a la Campania.
Los romanos adoptaron a Isis reconvirtiéndola con el aspecto y ropajes propios, de esta forma su culto era más apropiado y mejor visto si cabe, representándose en muchos casos al igual que en Egipto, como madre abnegada y protectora.
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Isis en alabastro (Museo Egpcio Turín, C.173)
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Isis en bronce (Museo Egipcio Turín C158)
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Isis lactante en terracota (Soprintendenza Pompei, Inv.76724)
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Óleo de La Virgen María y el Niño , s. XV (Colección privada)
La imagen de Isis con apariencia romana, sin duda, estableció las bases de la iconografía cristiana de María como madre de Dios, portando al niño sobre sus rodillas y como representación de la maternidad, así podemos verla en las dos últimas imágenes que acompaño de la exposición que muestran diferentes aspectos de Isis (Fig. 17,18,19, 20).
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Isis lactante, s. I a.C.- s. I d. C. ( Museo Vaticano)
La asimilación de esta diosa en el arte romano-egipcio, en un principio, muestra algunas diferencias como vemos en esta estatua del s. I d.c. de Isis lactante, con Horus (Fig. 21). Si nos fijamos es más grande que las exhibidas generalmente de la misma temática, reproduce fielmente los rasgos característicos del modelo faraónico, como la corona de cuernos de bovinos, el traje y la peluca pero sin embargo la figura refleja un estilo distinto visto desde el punto de vista del óvalo de la cara y la forma de las orejas y ojos de Isis.
Destaco también de esta exposición las estatuillas de diferentes tamaños como esfinges, dioses, animales, que fueron encontradas en las excavaciones de jardínes de villas romanas de Pompeya y Herculano. Su carácter ornamental es un ejemplo perfecto del uso del fenómeno cultural egipcio y cómo se abrió camino en la vida cotidiana de los romanos de posición acomodada entre el s. I a. C. y el s. I d. C.
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Fotografías de las excavaciones
Las fotografías nos muestran las excavaciones que se llevaron a término en las casas de Octavius Quartio y de Acceptus ed Euhodia, en Pompeya (Figs. 22, 23, 24) y en sus jardínes aparecieron diversas estatuas, unas realizadas en terracota otras en mármol, de babuinos, esfinges, ranas, Harpócrates niño, el dios Bes, que adornaban fuentes y canales o pequeños estanques de agua longitudinales en los jardines (Figs. 25, 26, 27, 28, 29). Fue una adaptación de la estatutaria a su modus vivendi puesto que en Egipto las estatuas de dioses del panteón eran objeto de culto no elementos decorativos.
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Estatua de Bes en terracota vidriada s. I d. C (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, inv.116665)
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Estatua de Ptah-Pateco en terracota vidriada s. I d. C (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, inv. 22607)
La presencia de algunas deidades menores como Path y Bes, como elementos decorativos hace que me formule la pregunta si también los consideraron como los egipcios dioses protectores que ahuyentaban a los seres malignos, en el caso de los Patecos se llevaban incluso como amuletos, de hecho Herodoto habla de ellos en sus Historias (III, XXXVII), cuando Cambises entra en el templo de Vulcano y se mofa de su ídolo parecido a los Patecos fenicios de las proas de los barcos, que llevaban como imágenes protectoras, identificándolos erróneamente con pigmeos. Pero los orígenes debemos buscarlos en el dios Path, estaban relacionados con éste que recibió el epíteto de "el enano" por ser un dios de pequeña estatura, pero su figura envuelta en un sudario era hierática, a diferencia de éstos, seres pequeños, deformes, con la cabeza rapada y bonete, al igual que el dios.
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Esfinges ornamentales de villas pompeyanas
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Estatua de esfinge alada de toba gris de Villa Prisco, s. II-I a. C (Soprintendenza Pompei, inv. 25896)
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Estatua en forma de esfinge, 30 ac-395 d. C (Museo Egipcio Turín, C.1410)
La estatua de Bes (Fig. 30), el dios enano con las piernas dobladas arqueadas y las manos sobre las rodillas, realizada en mármol pulido, material típico de la estatuaria occidental, he querido compararla con la de la derecha, que se exhibe en el Museo del Louvre (Fig. 31), hallada en Sqqara, del reinado de Nectanebo II, y observamos sobre todo la estilización de los rasgos faciales, desaparición de los rizos de la barba leonina. Los egipcios representaban de forma grotesca a dicho dios, su cara parecía una máscara pero era para ahuyentar a los demonios como dios protector que era. Es una adaptación de la imagen egipcia del dios por otra más estilizada.
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Estatua de Bes, s. II-III dc, realizada en mármol (Museo Vaticano, inv. 22843)
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Estatua de Bes (Museo del Louvre)
La decoración pictórica de las casas nos muestra los frescos de yeso pintado de La Casa del Bracciale d'Oro, del comedor de verano de una casa patricia pompeyana, cedidos por la Soprintendenza Pompei (Figs. 32, 33, 34). Dicha villa se encuentra en la Insula Occidentalis (VI, 17,42), data de finales del siglo I a. C o inicios del s.I d.C.
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Fresco de Casa del Bracciale d'Oro en Pompeya
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Fresco de Casa del Bracciale d'Oro en Pompeya
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Fresco de Casa del Bracciale d'Oro en Pompeya
Las pinturas pese a la vegetación y la fauna que presentan estas eran del lugar no nilóticas, siendo su carácter decorativo pero sin la finalidad de los frescos egipcios cuyo destino eran las tumbas no para decoración de las paredes de las viviendas. La pintura mural egipcia tenía una finalidad religiosa y se guiaba por unos cánones. Las escenas que se representaban de la vida cotidiana como la caza, la pesca, banquetes con músicos, ofrendas, eran la reproducción de la vida del morador de la tumba que debían acompañarle en el Más Allá.
Los frescos que se exponen poseen abundante vegetación, pero esta es mediterránea, nos encontramos con adelfas y laureles, no hay palmeras, cañaverales ni lotos ni papiros del Nilo; las aves son asimismo gorriones, oropéndolas, palomas, no hay ibis, ni ocas ni tilapias; es una adaptación en la que se entremezclan, como podemos observar, estatuas ornamentales de esfinges y fuentes e incluso el buey Apis, al que se suponía la encarnación de Osiris
Esta Exposición es sumamente interesante al mostrar la influencia de la cultura del Valle del Nilo en el mundo grecorromano a través del arte, de marcado carácter religioso, y la adaptación que de éste hicieron como se puede observar en las piezas que se muestran. Nos damos cuenta de la fusión de cánones en la escultura y la gran diferencia significativa que los frescos pictóricos tuvieron en la decoración de las viviendas de la pintura egipcia de fuerte componente simbólico para un ámbito religioso-funerario.
Autora de los textos y de las fotografías:
M Pilar Ceresuela Ramón
Abril 2016.

domingo, 8 de mayo de 2016

El Museo de El Cairo se plantea abrir sus puertas las noches de verano

El Cairo, 6 may (EFE).- El Museo Egipcio de El Cairo, que esconde la mayor colección de arte faraónico del mundo, se plantea abrir sus puertas durante las noches de verano, para atraer a más visitantes durante este periodo, en el que las temperaturas diurnas superan los cuarenta grados.
Así lo aseguró a la agencia estatal de noticias MENA, el director del museo, Samih Abdelsamia, que explicó que, por indicación del ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, se va a realizar un estudio sobre esta cuestión.
Abdelsamia agregó que esta decisión implicaría un mayor despliegue de agentes y fuerzas de seguridad, así como la coordinación con la policía turística y de antigüedades.
El director del mayor museo faraónico apuntó que este plan se enmarca en una iniciativa del ministerio de Antigüedades para activar el turismo y animar a los visitantes a acercarse a los distintos lugares arqueológicos.
Las situación de inseguridad en Egipto tras las revueltas populares de 2011, sumada al aumento de los ataques terroristas tras el golpe de estado militar de julio de 2013, ha reducido drásticamente el número de turistas al país de los faraones.
Tras el atentado contra un avión ruso en octubre de 2015, que causó la muerte de 224 personas y empujó a varios países a cancelar sus vuelos al país, las autoridades han lanzado numerosas iniciativas con la intención de rescatar este sector vital, una de las principales fuentes de divisas para el país.
La espantada de turistas que siguió al ataque del aparato ruso ha provocado, según responsables del ministerio de Turismo, pérdidas mensuales para el sector de entre 280 y 300 millones de dólares. EFE

Desmantelamiento del Instituto de Arqueología de España en El Cairo

Recogido de el diario El Mundo del dia 7 ppdo.


El fallido Instituto de Arqueología que España iba a tener en El Cairo es, según denuncian los egiptólogos, un nuevo ejemplo de la improvisación y la falta de continuidad que caracterizan muchos de los proyectos de investigación en nuestro país, que además de contar con escasos fondos suelen estar sometidos a los vaivenes políticos.
La situación económica actual no permite a España gestionar edificios como el inmueble que iba a acoger el Instituto de Arqueología de España en El Cairo y que finalmente será cedido al Ministerio de Economía para albergar una oficina comercial. Así lo aseguraron ayer a este diario fuentes del Ministerio de Educación, después de que EL MUNDO recogiera la indignación de egiptólogos españoles ante el desmantelamiento definitivo de este proyecto, que se remonta a principios de los 90 y que nunca llegó a fraguar. «No es, además, un edificio abandonado en esta legislatura», añaden desde Cultura.
Fue en 1991 cuando el Gobierno socialista adquirió en el barrio de Dokki-Giza un edificio con el objetivo de que albergara un centro para impulsar la egiptología española y facilitar el trabajo de las misiones que excavan en el país del Nilo. España desembolsó 3,6 millones de libras (unos 366.000 euros) por este inmueble, que ha permanecido desde 1993 en desuso y sin actividad, siendo utilizado únicamente y de forma puntual por algún equipo de arqueólogos y por el Instituto Cervantes mientras hacían obras en su sede. La decisión de cederlo a Economía ha indignado a los egiptólogos españoles, que recuerdan que los principales países europeos cuentan con centros de arqueología similares en Egipto.
«Debemos ser conscientes de la situación económica vivida en los últimos años, donde la prioridad ha sido mantener y consolidar los proyectos en marcha, en lugar de embarcarnos en nuevos proyectos, en este caso, heredados de anteriores Ejecutivos», afirman fuentes de Cultura, que señalan que su ministerio no puede gestionar edificios en el exterior. El instituto egipcio no es el único afectado. Una situación similar, recuerdan, ha ocurrido con la Casa Buñuel en México, adquirida durante la pasada legislatura socialista.

Un coste 'ínfímo'

Pero la justificación de la falta de fondos no convence a Alejandro Jiménez, director del proyecto Qubbet el-Hawa en Asuán, que asegura que «el coste de mantener un edificio en El Cairo ya comprado es ínfimo». Jiménez calcula que el coste anual podría ascender a unos 50.000 euros. El investigador andaluz fue el impulsor de la carta que seis egiptólogos remitieron el pasado junio a José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura, defendiendo la importancia de contar con un centro científico:«Entonces creíamos que lo iban a vender», apunta.
«Es una cuestión de prestigio nacional y, sobre todo, de contar con una política científica que vaya más allá de las siglas de un partido, algo que en España no existe», critica. Además, cree que ese centro ayudaría a agilizar los proyectos españoles, pues «Egipto es un país complejo desde el punto de vista burocrático».
Asimismo, cree que un centro de arqueología como el que se intentó proyectar ayudaría a crear una red de contactos para los investigadores españoles y facilitaría las inversiones de empresarios españoles, pues algunos entran en Egipto a través de proyectos de arqueología.
José Manuel Galán, director del Proyecto Djehuty en Luxor, fue uno de los pocos egiptólogos que no se manifestó a favor de salvar el Instituto de Arqueología:«Lo dije públicamente porque estoy en contra de que la ciencia española empiece siempre por la inversión inmobiliaria. La parte científica queda relegada al último lugar. Los edificios son importantes, pero tanto o más lo es el factor humano y tener un presupuesto definido para la investigación», apunta. El arqueólogo del CSIC considera que «gastarse el dinero en una casa cuando los fondos para excavar son tan escasos no tiene sentido».
Galán admite que cuando se inauguró el centro, todos se ilusionaron pero pronto vieron que era un espejismo:«A la primera crisis se vino abajo el proyecto. No se puede jugar en Primera división con un instituto de Tercera». Y es que, añade, el presupuesto español está muy por debajo del que disponen los envidiables centros de egiptología de Francia y Alemania en El Cairo.
«Cuando se inauguró el instituto había muchos españoles trabajando en El Cairo, no sólo egiptólogos. también investigadores estudiando arqueología islámica medieval o antropólogos. La idea es que sirviera de punto de encuentro. La casa podría haber tenido un buen uso», señala Galán, que espera que este error sirva para aprender. «No se puede acometer un proyecto de esta envergadura sin tener un presupuesto para el proyecto».
Por otro lado, el egiptólogo madrileño considera urgente «despolitizar la ciencia, que «como la mayor parte de los aspectos de la vida pública, debería ser independiente de los vaivenes políticos». Por ello, reclama continuidad en los proyectos: «Cada vez que hay un cambio de gobierno es como empezar de cero», denuncia.
Las citadas fuentes del Ministerio de Cultura aseguran compartir «la tesis de los egiptólogos de que el proyecto debe ser sostenido en el tiempo», pero insisten en «que en esta legislatura no ha podido ser por la situación económica. Quizá en otro momento anterior, de vacas gordas, se pudieron sentar las bases, pero no fue así», señalan.

El ex ministro de Cultura César Antonio Molina, en 2011 (PACO TOLEDO)


CÉSAR ANTONIO MOLINA: «ES UN DESPRECIO A LA ARQUEOLOGÍA Y UNA VERGÜENZA»

«Una vergüenza y un desprecio a la arqueología». Con esta rotundidad se expresó ayer el ex ministro de Cultura César Antonio Molina, al ser preguntado por el abandono del edificio del Instituto Arqueológico Español. Molina acudió como ministro a la sede de El Cairo en el año 2008 y prometió la rehabilitación del inmueble, que tendría una capital importancia dentro del proyecto de Red de Escuelas Arqueológicas en el Mediterráneo Oriental y Próximo Oriente que pretendía poner en marcha. No obstante, fue cesado poco después y no pudo culminar este plan cultural. «Traté de poner orden. Fui el único que he intentado hacerlo y se podía hacer, estaba presupuestado y todo hecho, no había que hacer casi ni una rehabilitación, pero luego me cesaron y no salió. Supongo que unos ministros tenemos una visión más global de la cultura que otros», se lamentó en declaraciones a Europa Press. Molina insistió en el «prestigio fundamental» que supone la arqueología para todos los países, instando a los dirigentes políticos a cambiar su actitud en este campo. «España tiene que estar presente en Egipto, Grecia u Oriente Medio, cunas de nuestra civilización, no sólo en los campos de fútbol» indicó. Sin embargo, el ex ministro está convencido de que esta situación no va a cambiar por el momento: «Llevamos años de desastre total en la cultura. ¿Qué importa algo tan viejo, desconocido e inútil como la arqueología?».