viernes, 21 de octubre de 2016

Danza del Vientre y Egipto: Mucho más que un baile, un sentimiento.


GISELLE RODRÍGUEZ
(Bailarina de Danza Árabe)



Giselle Rodríguez es una periodista, traductora y bailarina de danza árabe mejicana, de raíces españolas, italianas y marroquíes y casada con un árabe del que tomó su apellido para que fuera su nombre artístico “Giselle Habibi”. Tiene un blog donde entre otras cosas cuenta su experiencia la primera vez que fue a Egipto, concretamente a El Cairo como periodista pero sobre todo visto desde una perspectiva de Bellydancer (bailarina de danza árabe/ danza del vientre), es un relato en primera persona del que he extraído directamente párrafos donde yo creo que se entiende mejor el sentimiento y las impresiones que ella obtuvo de su primer viaje a este país que tanto nos cautiva a todos nosotros.
La primera idea que quiere dejar clara Giselle y siempre teniendo en cuenta que mi artículo se basa en las impresiones de Egipto desde el punto de vista de una bailarina de danza árabe, es el siguiente:
 Esta es una experiencia que toda bailarina de danza oriental debe vivir al menos una vez en su vida por varias razones.
La más importante es que es imposible interpretar debidamente la danza de una cultura a menos que la conozcas de primera mano, y eso no se logra a través de YouTube, sino asistiendo a espectáculos para ver a las egipcias mismas bailar, tomando clases con maestros locales, caminando por las calles de El Cairo y empapándose de la vibra del pueblo al que intentamos representar. Sin esto, el riesgo de caer en apropiación cultural y desvirtuar el espíritu auténtico de la danza aumenta.”
Según nos sigue relatando Giselle, ella había soñado desde pequeñita con viajar a Egipto, básicamente desde que tuvo entre sus manos su primer pañuelo de danza árabe y despertó en ella el sentimiento de conocer más acerca de esa cultura y de todo lo que ella conlleva:

Hoy viajaba por fin a la tierra de los faraones y podría envolverme en su atmósfera. El Cairo me ayudaría a descubrir si en verdad era árabe de corazón, si ese era el lugar que en sueños me producía cálidos recuerdos de otras vidas de amor de familia y alegría”.




Giselle define su primera impresión de la ciudad del Cairo como:


Una ciudad decrépita, caótica, cálida, profunda, laberíntica y de color arena”.




En un primer momento puede parecer que Giselle quedó desencantada con su primera impresión de Egipto pero cuando llega al pie de las pirámides todo cambia:
Estaba ansiosa por ver esas construcciones monumentales que estaban allí como testigos de la historia desde el año 2,500 antes de Cristo. “
La impresión que me ha llamado más la atención es la que tuvo de la pirámide de Kefrén:


El pasillo es descendente, de poca altura, estrecho y caluroso, pero no tanto como para provocar claustrofobia. Después de un recorrido de unos 10 minutos llegamos a la cámara mortuoria, en donde sólo hay un sarcófago de piedra con la tapa levantada. Guardamos silencio y rodeada de las voces de unos obreros árabes que hacían trabajos en el lugar cerré los ojos y medité. Inhalo, exhalo, inhalo, exhalo, y cuando en mi mente cesó el ruido y el flujo de pensamientos y se convirtió en un tranquilo lago formulé desde el corazón el deseo que me había llevado al Cairo… mientras caminaba por el pasillo experimenté una sensación de ligereza, como si en lugar de caminar sobre el suelo flotara sobre el aire. Me invadió una emoción que me estremeció la piel y una energía que me conmovió casi hasta las lágrimas. “
Sobre su estancia en El Cairo y sus gentes comenta:

Abre los oídos y los ojos, fíjate en sus expresiones corporales y faciales, en el tono que utilizan al hablar y en la música que se oye en los taxis y restaurantes. Trata de empaparte de su vibra para que luego puedas trasladar todas estas impresiones a tu danza.
Te garantizo que a tu regreso no bailarás igual, y si tienes la fortuna de ver a egipcias bailar, comprenderás las muchas maneras de hacer danza árabe y todo lo que este movimiento es capaz de expresar”

Y sobre una puesta de sol en la ciudad deja estas preciosas palabras que a muchos de nosotros nos gustaría vivir en nuestra piel:

De pronto el sol se convirtió en un punto anaranjado encendido que pintó el cielo de tonos brillantes, destacando la silueta de las cúpulas y los minaretes. La vista nos hechizó a todas, y su espectacularidad me hizo comprender por qué durante un tiempo los egipcios pensaron que el sol era Dios (Ra). Y es que en esta latitud el sol cubre el lugar por completo, como si se tratara de un espíritu más que de un astro”.
Su vivencia de regreso la relata de la siguiente manera:

Volví a Madrid con las maletas llenas de recuerdos inolvidables, varios discos de inspiradora música nueva, un derbaque decorado con estrellas de concha nácar y la convicción de seguir progresando en la danza”.





Por último, comentaros que la sensación de Giselle como bailarina de su paso por Egipto me parece impactante:
Deseé poder bailar un día en este increíble país por el puro placer de llenarme de su vibra a través de los pies, el cuerpo y el corazón y llegar a mover el vientre y las caderas como sus mujeres lo habían hecho desde tiempos inmemoriales.”





He querido realizar este pequeño artículo sobre Giselle ya que la Danza Árabe es algo que me apasiona y la unión que tenía, tiene y tendrá siempre con Egipto cada día me cautiva más. Os dejo unos enlaces donde podéis ver algún baile árabe o fusión:

Bellydance Superstars: "Entrance of stars"








Bellydance Superstars: "Egyptian Nights"










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