Recogido de el diario El Mundo del dia 7 ppdo.
El
fallido Instituto de Arqueología que España iba a tener en El Cairo es, según
denuncian los egiptólogos, un nuevo ejemplo de la improvisación y la falta de
continuidad que caracterizan muchos de los proyectos de investigación en
nuestro país, que además de contar con escasos fondos suelen estar sometidos a
los vaivenes políticos.
La
situación económica actual no permite a España gestionar edificios como el
inmueble que iba a acoger el Instituto de Arqueología de España en El Cairo y
que finalmente será cedido al Ministerio de Economía para albergar una oficina
comercial. Así lo aseguraron ayer a este diario fuentes del Ministerio de
Educación, después de que EL MUNDO recogiera la
indignación de egiptólogos españoles ante el
desmantelamiento definitivo de este proyecto, que se remonta a principios de
los 90 y que nunca llegó a fraguar. «No es, además, un edificio abandonado en
esta legislatura», añaden desde Cultura.
Fue
en 1991 cuando el Gobierno socialista adquirió en el barrio de Dokki-Giza un
edificio con el objetivo de que albergara un centro para impulsar la
egiptología española y facilitar el trabajo de las misiones que excavan en el
país del Nilo. España desembolsó 3,6 millones de libras (unos 366.000 euros) por
este inmueble, que ha permanecido desde 1993 en desuso y sin actividad, siendo
utilizado únicamente y de forma puntual por algún equipo de arqueólogos y por
el Instituto Cervantes mientras hacían obras en su sede. La decisión de cederlo
a Economía ha indignado a los egiptólogos españoles, que recuerdan que los
principales países europeos cuentan con centros de arqueología similares en
Egipto.
«Debemos
ser conscientes de la situación económica vivida en los últimos años, donde la
prioridad ha sido mantener y consolidar los proyectos en marcha, en lugar de
embarcarnos en nuevos proyectos, en este caso, heredados de anteriores
Ejecutivos», afirman fuentes de Cultura, que señalan que su ministerio no puede
gestionar edificios en el exterior. El instituto egipcio no es el único
afectado. Una situación similar, recuerdan, ha ocurrido con la Casa Buñuel en
México, adquirida durante la pasada legislatura socialista.
Un coste 'ínfímo'
Pero
la justificación de la falta de fondos no convence a Alejandro Jiménez, director
del proyecto Qubbet el-Hawa en Asuán, que asegura que «el coste de mantener un
edificio en El Cairo ya comprado es ínfimo». Jiménez calcula que el coste anual
podría ascender a unos 50.000 euros. El investigador andaluz fue el impulsor de
la carta que seis egiptólogos remitieron el pasado junio a José María Lasalle,
secretario de Estado de Cultura, defendiendo la importancia de contar con un
centro científico:«Entonces creíamos que lo iban a vender», apunta.
«Es
una cuestión de prestigio nacional y, sobre todo, de contar con una política
científica que vaya más allá de las siglas de un partido, algo que en España no
existe», critica. Además, cree que ese centro ayudaría a agilizar los proyectos
españoles, pues «Egipto es un país complejo desde el punto de vista
burocrático».
Asimismo,
cree que un centro de arqueología como el que se intentó proyectar ayudaría a
crear una red de contactos para los investigadores españoles y facilitaría las
inversiones de empresarios españoles, pues algunos entran en Egipto a través de
proyectos de arqueología.
José
Manuel Galán, director del Proyecto Djehuty en Luxor, fue uno de los pocos
egiptólogos que no se manifestó a favor de salvar el Instituto de
Arqueología:«Lo dije públicamente porque estoy en contra de que la ciencia española
empiece siempre por la inversión inmobiliaria. La
parte científica queda relegada al último lugar. Los edificios son importantes,
pero tanto o más lo es el factor humano y tener un presupuesto definido para la
investigación», apunta. El arqueólogo del CSIC considera que «gastarse el dinero en una casa
cuando los fondos para excavar son tan escasos no tiene sentido».
Galán
admite que cuando se inauguró el centro, todos se ilusionaron pero pronto
vieron que era un espejismo:«A la primera crisis se vino abajo el proyecto. No se puede jugar en Primera
división con un instituto de Tercera». Y
es que, añade, el presupuesto español está muy por debajo del que disponen los
envidiables centros de egiptología de Francia y Alemania en El Cairo.
«Cuando
se inauguró el instituto había muchos españoles trabajando en El Cairo, no sólo
egiptólogos. también investigadores estudiando arqueología islámica medieval o
antropólogos. La idea es que sirviera de punto de encuentro. La casa podría
haber tenido un buen uso», señala Galán, que espera que este error sirva para
aprender. «No se puede acometer un proyecto de esta envergadura sin tener un
presupuesto para el proyecto».
Por
otro lado, el egiptólogo madrileño considera urgente «despolitizar la ciencia,
que «como la mayor parte de los aspectos de la vida pública, debería ser
independiente de los vaivenes políticos». Por ello, reclama continuidad en los
proyectos: «Cada
vez que hay un cambio de gobierno es como empezar de cero», denuncia.
Las
citadas fuentes del Ministerio de Cultura aseguran compartir «la tesis de los
egiptólogos de que el proyecto debe ser sostenido en el tiempo», pero insisten
en «que en esta legislatura no ha podido ser por la situación económica. Quizá
en otro momento anterior, de vacas gordas, se pudieron sentar las bases, pero
no fue así», señalan.
El ex ministro de Cultura César Antonio Molina, en 2011 (PACO TOLEDO)
CÉSAR ANTONIO MOLINA:
«ES UN DESPRECIO A LA ARQUEOLOGÍA Y UNA VERGÜENZA»
«Una
vergüenza y un desprecio a la arqueología». Con esta rotundidad se expresó ayer
el ex ministro de Cultura César Antonio Molina, al ser preguntado por el
abandono del edificio del Instituto Arqueológico Español. Molina acudió como
ministro a la sede de El Cairo en el año 2008 y prometió la rehabilitación del
inmueble, que tendría una capital importancia dentro del proyecto de Red de
Escuelas Arqueológicas en el Mediterráneo Oriental y Próximo Oriente que
pretendía poner en marcha. No obstante, fue cesado poco después y no pudo
culminar este plan cultural. «Traté de poner orden. Fui el único que he
intentado hacerlo y se podía hacer, estaba presupuestado y todo hecho, no había
que hacer casi ni una rehabilitación, pero luego me cesaron y no salió. Supongo
que unos ministros tenemos una visión más global de la cultura que otros», se
lamentó en declaraciones a Europa
Press. Molina insistió en el «prestigio
fundamental» que supone la arqueología para todos los países, instando a los
dirigentes políticos a cambiar su actitud en este campo. «España tiene que
estar presente en Egipto, Grecia u Oriente Medio, cunas de nuestra
civilización, no sólo en los campos de fútbol» indicó. Sin embargo, el ex
ministro está convencido de que esta situación no va a cambiar por el momento:
«Llevamos años de desastre total en la cultura. ¿Qué importa algo tan viejo,
desconocido e inútil como la arqueología?».
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